1.- Oración para comenzar
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos haz amado tanto
y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado
y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese
en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan
inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo
sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más
justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos.
Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te
pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra
comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos
más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor
y la paz. Amén.
Padre Nuestro...
2.- Oración para la familia
Señor haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya
injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura
porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú
nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón.
Que no haya abandono porque Tú estas con nosotros. Que sepamos
marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca
un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos
encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas,
que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de
nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos
por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del
amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día
de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en
ti. Amén.
3.- Oración a la Virgen
Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro
país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente
de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas
fiestas de Navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde
nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan
olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que
hayamos cometido.
Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.
4.- Oración a San José
Santísimo San José esposo de María y padre adoptivo
del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de
padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos
sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo;
que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a
sus hijos, entregándoles, con un esfuerzo continuo, lo mejor
de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado
esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede
por nosotros. Amén.
Padre Nuestro...
5.-Meditación del día
(dar click en la fecha correspondiente)
6.- Oración al niño Dios
Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros,
es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad.
Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro
padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro hermano.
Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu
bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé
valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño,
enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia,
allí estas tú y allí también es navidad.
Amén.
Gloria al Padre....
7.- Gozos
Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te
hayas rebajado. Oh Divino Infante ven para enseñarnos la prudencia
que hace verdaderos sabios.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes
del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos
que nos has salvado.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú
esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca
la sonrisa de tus dulces labios.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el
cordero manso.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío,
como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa
estrella, brota flor del campo.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y
calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso
del amor cristiano.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste,
luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante
amigo mi divino hermano.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus
manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más
que mis frases te dice mi llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tú
amor y tú paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero
amor que nos una más.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven
a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!
Ven Salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas, ven
no tardes tanto.
DÍA
PRIMERO (Diciembre 16)
Vamos a afianzar nuestros valores de modo que la Navidad
sea lo que debe ser; una fiesta dedicada a la RECONCILIACIÓN.
Dedicada al perdón generoso y comprensivo que aprenderemos de
un Dios compasivo.
Con el perdón del Espíritu Santo podemos
reconciliarnos con Dios y con los hermanos y andar en una vida nueva.
Es la buena noticia que San Pablo exclamó en sus cartas, tal
como leemos en su epístola a los romanos 5. 1 – 11. Vivir
la navidad es cancelar los agravios si alguien nos ha ofendido, y es
pedir perdón si hemos maltratado a los demás.
Así, del perdón nace la armonía
y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén:
paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre
sí. Los seres humanos podemos hacernos daño con el odio
o podemos ser felices en un amor que reconcilia. Y esa buena misión
es para cada uno de nosotros: ser agentes de reconciliación y
no de discordia, ser instrumento de paz y sembradores de hermandad.
DÍA
SEGUNDO (Diciembre 17)
Segundo día dedicado a la COMPRENSIÓN.
Comprensión es una nota distintiva de todo verdadero
amor.
Podemos decir que la encarnación de un Dios
que se hace hombre puede leerse en clave de ese gran valor llamado comprensión.
Es un Dios que se pone en nuestro lugar, que rompe las distancias y
comparte nuestros afanes y nuestras alegrías. Es gracias a ese
amor comprensivo de un Dios padre que somos hijos de Dios y hermanos
entre nosotros. Dios, como afirma San Juan nos muestra la grandeza de
su amor y nos llama a vivir como hijos suyos. Leer la primera carta
de Juan 3, 1 – 10. Si de verdad actuamos como hijos de Dios no
imitamos a Caín si no que “damos la vida por los hermanos”
(3, 16).
Con un amor comprensivo somos capaces de ver las razones
de los demás y ser tolerantes con sus fallas.
Si la NAVIDAD nos torna comprensivos es una excelente
Navidad.
Feliz Navidad es aprender a ponernos en el lugar de
los demás.
DÍA
TERCERO (Diciembre 18)
Tercer día dedicado al RESPETO.
Una cualidad del amor que nos mueve a aceptar a los
otros tal como son.
Gracias al respeto valoramos la gran dignidad de toda
persona humana hecha a imagen y semejanza de Dios, aunque esa persona
esté equivocada.
El respeto es fuente de armonía porque nos anima
a valorar las diferencias, como lo hace un pintor con los colores o
un músico con las notas o ritmos.
Un amor respetuoso nos impide juzgar a los demás,
manipularlos o querer moldearlos a nuestro tamaño.
Siempre que pienso en el respeto veo a Jesús
conversando amablemente con la mujer samaritana, tal como lo narra San
Juan en el capítulo cuatro de su evangelio.
Es un diálogo sin reproches, sin condenas y
en el que brilla la luz de una delicada tolerancia
Jesús no aprueba que la mujer no conviva con
su marido, pero en lugar de juzgarla la felicita por su sinceridad.
Actúa como buen pastor y nos enseña a ser respetuosos
si de verdad queremos entendernos con los demás.
DÍA
CUARTO (Diciembre 19)
El cuarto día dedicado a la SINCERIDAD.
Una cualidad sin la cual el amor no puede subsistir,
ya que no hay amor donde hay mentira. Amar es andar en la verdad, sin
máscaras, sin el peso de la hipocresía y con la fuerza
de integridad.
Sólo en la verdad somos libres como lo anunció
Jesucristo: Juan 8, 32. Sólo sobre la roca firme de la verdad
puede sostenerse una relación en las crisis y los problemas.
Con la sinceridad nos ganamos la confianza y con la confianza llegamos
al entendimiento y la unidad.
El amor nos enseña a no actuar como los egoístas
y los soberbios que creen que su verdad es la verdad.
Si la Navidad nos acerca a la verdad es una buena Navidad:
es una fiesta en la que acogemos a Jesús como luz verdadera que
viene a este mundo: Juan 1, 9. Luz verdadera que nos aleja de las tinieblas
nos mueve a aceptar a Dios como camino, verdad y vida. Ojalá
nuestro amor esté siempre iluminado por la verdad, de modo que
esté también favorecido por la confianz.
DÍA
QUINTO(Diciembre 20)
Quinto día dedicado al DIÁLOGO.
Toda la Biblia es un diálogo amoroso y salvífico
de Dios con los hombres. Un diálogo que lleva a su culmen y su
plenitud cuando la palabra de Dios que es su Hijo, se hace carne, se
hace hombre, tal como lo narra San Juan en el primer capítulo
de su evangelio.
De Dios apoyado en la sinceridad, afianzado en el respeto
y enriquecido por la comprensión, es el que necesitamos en todas
nuestras relaciones.
Un diálogo en el que a diario “nos revistamos
de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia”. Colosenses
3, 12.
El diálogo sereno que brota de un sincero amor
y de un alma en paz es el mejor aguinaldo que nos podemos dar en Diciembre.
Así evitamos que nuestra casa sean lugares vacíos de afecto
en los que andamos dispersos como extraños bajo el mismo techo.
Dios nos concede a todos el don de comunicarnos sin ofensas, sin juicios,
sin altanerías, y con aprecio que genera acogida y mutua aceptación.
Que esté siempre iluminado por la verdad, de modo que esté
también favorecido por la confianza.
DÍA
SEXTO (Diciembre 21)
Sexto día para valorar la SENCILLEZ.
Sencillez que es la virtud de las almas grandes y de
las personas nobles.
Sencillez que fue el adorno de María de Nazaret tal como ella
misma lo proclama en su canto de Magníficat.
“Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha mirado
la humildad de su esclava” Lucas 1, 47 – 48
Navidad es una buena época para desterrar el
orgullo y tomar conciencia de tantos males que acarrean la soberbia.
Ninguna virtud nos acerca tanto a los demás como la sencillez
y ningún defecto nos aleja tanto como la arrogancia.
El amor sólo reina en los corazones humildes,
capaces de reconocer sus limitaciones y de perdonar su altivez.
Es gracias a la humildad que actuamos con delicadeza,
sin creernos más que nadie, imitando la sencillez de un Dios
que “se despojó de sí mismo y tomó la condición
de siervo” Filipenses 2, 6 – 11.
Crecer en sencillez es un estupendo regalo para nuestras
relaciones.
Recordemos que en la pequeñez está la
verdadera grandeza y que el orgullo acaba con el amo.
DÍA
SÉPTIMO (Diciembre 22)
Séptimo día para crecer en GENEROSIDAD.
Es la capacidad de dar con desinterés donde
al amor le gana la carrera al egoísmo.
Es en la entrega generosa de nosotros mismos donde
se muestra la profundidad de un amor que no se agota en las palabras.
Y eso es lo que celebramos en la navidad: el gesto
sin par de un Dios que se da a sí mismo. Lo destaca San pablo:
“soberbia también en la generosidad... pues conocéis
la generosidad de Nuestro Señor Jesucristo el cual siendo rico,
por vosotros se hizo pobre para que os enriquecierais con su pobreza”.
Es un pasaje bíblico en que el apóstol
invita a los corintios a compartir sus bienes con los necesitados. 2Cor
8, 7 – 15.
Sabemos amar cuando sabemos compartir, sabemos amar
cuando damos lo mejor de nosotros mismos en lugar de dar sólo
cosas.
Tomemos pues, la mejor decisión: dar cariño,
afecto, ternura y perdón; dar tiempo y dar alegría y esperanza.
Son los aguinaldos que más valen y no cuestan
dinero.
Demos amor, como decía San Juan de la Cruz:
donde no hay amor pon amor, y sacarás amor.
DÍA
OCTAVO (Diciembre 23)
Octavo día para afianzar la FE.
Una fe que es firme cuando nace una relación
amistosa con el Señor.
Una fe que es autentica está confirmada con
las buenas obras, de modo que la religión no sea sólo
de rezos, ritos y tradiciones.
Necesitamos cultivar la fe con la Biblia, la oración y la práctica
religiosa porque la fe es nuestro mejor apoyo en la crisis.
Necesitamos una fe grande en nosotros mismos, en Dios y en los demás.
Una fe sin vacilaciones como lo quería Jesús: Marcos 11.
23.
Una fe que ilumina el amor con la fuerza de la confianza,
ya que “el amor todo lo cree”. 1Cor 13, 7.
La FE es la fuerza de la vida y sin ella andamos a
la deriva. Razón tenía Publio siro al decir: el que ha
perdidola fe, ya no tiene más que perder.
¡Que bueno que cuidemos nuestra fe como se cuida
un tesoro!
¡Que bueno que nos puedan saludar como a la Virgen!:
“Dichosa tu que haz creído”. Lc 1, 45.
DÍA
NOVENO (Diciembre 24)
Noveno día para avivar la ESPERANZA
y el AMOR.
El amor y la esperanza siempre van de la mano junto
con la fe. Por eso en su himno al amor nos muestra San pablo que el
amor cree sin límites y espera sin límites”. 1Cor
13, 7.
Una fe viva, un amor sin límites y una esperanza
firme son el incienso, el oro y la mirra que nos dan ánimo para
vivir y coraje para no decaer.
Es gracias al amor que soñamos con altos ideales
y es gracias a la esperanza que los alcanzamos.
El amor y la esperanza son las alas que nos elevan
a la grandeza, a pesar de los obstáculos y los sinsabores.
Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros mismos y amamos
a los demás, podemos lograr lo que sugiere San Pedro en su primera
carta: “estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra
esperanza. Con dulzura, respeto y con una buena conciencia”. 3,
15 – 16.
Si encendemos la llama de la esperanza y el fuego del
amor, su luz radiante brillará en el nuevo año después
de que se apaguen las luces de la navidad.