¿Respetar siempre la Santa Eucaristía?
Sabe Padre, me siento muy triste cuando veo personas
católicas no practicantes de su fe, reunirse solo en la ocasión
de un entierro de un amigo, ponerse en fila en la Misa para recibir
la Santa Comunión sin ninguna preparación o sin tener
la mínima conciencia del significado profundo de la Santa Eucaristía.
Esto puede hasta ser reconfortante de un lado, es cierto, pero, hay
ahí un gran problema.
Me siento mal cuando veo niños dejados sin ninguna orientación
durante la Misa y que cuando llega el momento de la Comunión,
van a comulgar livianamente y vuelven a sus lugares charlando con
sus colegas, o cuando los adultos me presentan un recipiente, un píxide
plástico, para recibir la hostia consagrada que ellos llevarán
a un enfermo o a una persona anciana. Es muy triste para mí
también ver algunos de nuestros Ministros Extraordinarios coger
la hostia consagrada, la Eucaristía, y ponerla en una bolsa
de mano, junto a otros objetos comprados en supermercados y otras
tiendas.
La celebración de la Santa Misa y la Comunión Eucarística
son los supremos actos de la fe cristiana. La Eucaristía es
la perpetuación del sacrificio del Calvario; por ella se hace
presente en nuestros altares la oblación de Cristo en la Cruz,
para que de ella tomemos parte. Es de ese acto litúrgico que
se derivan todas las gracias que necesitan los hombres.
Por esto, quien comulga, debe estar muy bien preparado. Uno jamás
debe recibir la Santa Comunión en estado de pecado grave; esto
sería sacrilegio. El hecho de que alguien está acompañando
una familia durante una Misa de séptimo día o una pareja
en su matrimonio o un amigo o amiga en su aniversario, no justifica
la recepción de la Santa Comunión sin la debida preparación.
Esta, la Sagrada Eucaristía no es propiamente un testigo de
solidaridad o amistad, más, es una unión con Cristo,
que es tres veces santo… Tampoco es lícito para alguien
comulgar en un estado de pecado grave, con el propósito de
confesarse en una próxima oportunidad. La persona debe siempre
confesarse antes para después recibir la Santa Comunión.
Los Ministros Extraordinarios de la Santa Eucaristía deben
proceder con el máximo respeto y dignidad, usando trajes decentes,
trajes apropiados y sirviéndose del píxide adecuado
para tal servicio. Estén compenetrados de este enorme valor
del acto que realizan.
Padre Ed Cunha.