A veces me siento desesperado en mi vida. Este mundo
está cada vez peor y así también está
mi vida. ¿Cómo puedo tener más esperanza?
Esperanza se trata de una decisión. El mismo se puede decir
del desespero. Una cierta vez yo vi escrito en un parachoques que
decía, “Yo me siento mucho mejor desde que perdí
todas las esperanzas.” ¡No crea en esto! Suicidio nunca
fue y ni será sinónimo de vida.
El Papa Benedicto XVI, apoyándose en la Sagrada Escritura,
nos dice que esperanza es fe, conforme Hebreos 11, 1: “la fe
es aferrarse a lo que se espera, es la certeza de cosas que no se
pueden ver.” La esperanza se trata de una realidad esplendida
que uno no se cansa de buscarla. Sin embargo, para que podamos poseerla,
necesitamos tener la esperanza cristiana.
La esperanza cristiana se trata de una virtud teológica. Esta
nos hace participar de la propia visión o planos de Dios. Nos
podemos dar cuenta de esto en las tentaciones de Jesús. El
enemigo lo llevó para una alta montaña y lo tentó
con una mentira diciéndole: Todo esto es mío para usted.
Simplemente que me adores. Pero el Señor sabía que este
mundo pertenecía a Dios y al bien y jamás al Demonio
y al malo. El Señor ha mirado todo con los ojos de la esperanza.
Pida al Señor que le conceda poder participar de esta luz.
La esperanza es una decisión del bien sobre el mal, de la luz
sobre las tinieblas, del amor sobre el odio. ¿Cómo podemos
hacer tal decisión? El Santo Padre, el Papa Benedicto XVI,
nos apunta tres caminos: orando, viviendo los desafíos de cada
momento y ser capaz de aceptar el misterio del sufrimiento. Usted
podrá siempre hacer una oración. Luego después,
haga lo que tenga que hacer en la vida. Con la oración y el
cumplimiento de sus obligaciones en la vida, usted ciertamente conseguirá
sobrevivir los desafíos del mundo que se acerca.
Romanos 12, 12 dice todo: “Tengan esperanza y sean alegres.
Sean pacientes en las pruebas y oren sin cesar.”
Padre Ed Cunha.