La existencia de los ángeles buenos y malos
es un artículo de fe, como se le en el Catecismo de la Iglesia
Católica:
“La existencia de seres espirituales, no corporales, que la
Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad
de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad
de la Tradición” (No.328).
A propósito de los ángeles malos en particular está
escrito:
“Detrás de la elección desobediente de nuestros
primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios…
La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un
ángel caído, llamado Satán o Diablo. La Iglesia
enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios”
(No.391).
En los libros más antiguos de la Escritura, la figura de los
ángeles no es tan distinta; esta figura de los ángeles
se confunde a veces con el propio Dios; ve, por ejemplo, Genesis 16,
11-13. Poco a poco, pero, esta figura de los ángeles se fue
clarificando; debe haber contribuido para tal hecho el contacto del
pueblo de Judá con otros pueblos durante el exilio de la Babilonia
(587-538), contacto que no afectó el monoteísmo de Israel.
Lo que dificulta para muchos en nuestros días la aceptación
del Demonio, son las concepciones populares y fantasiosas que se asocian
a la noción del ángel malo. En verdad, el Demonio no
es un anti-Dios coeterno con Dios, ni es un ser cornudo con tridente
en manos, sino un espíritu que se ha pervertido por la soberbia
y a quien Dios le permite actuar para poner a prueba la fidelidad
de los hombres al Señor. Sin embargo, jamás seremos
tentados arriba de nuestras fuerzas (cf.1Corintios 10,23). El Demonio
también puede tomar posesión de las facultades de una
persona, llevándole a blasfemias y revueltas contra a Dios.
Jesús encontró muchos posesos, que Él exorcizó
no para adaptarse a una creencia popular, mas porque sabía
que existía la posesión diabólica. En nuestros
días la Iglesia es muy cautelosa al afirmar la posesión
diabólica, puesto que ciertos indicios otrora tenidos como
demoníacos, hoy son explicados por la Parapsicología.
La posesión diabólica se caracteriza por el odio a Dios.
Actualmente, a parte de los que niegan la existencia del Demonio,
existe también aquellos que exageran, queriendo ver al Demonio
actuando por todas las partes, por todos los rincones. ¡Tampoco
es así! ¡Ni ocho, ni ochenta! San Agustín decía
que el Demonio después de la muerte y resurrección de
Nuestro Señor, es como un perro encadenado, que ladra mucho
de día y de noche, pero solo puede morder a quien se acerca
a él.
Padre Ed Cunha.