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La Nueva Era se trata de una mezcla de varios elementos de diversas filosofías religiosas que dice estar arriba de todas las religiones. Promete una nueva era de bienestar para la humanidad, de modo que fácilmente atrae los menos preparados.
La Nueva Era ha despertado la atención de mucha gente por ofrecer una perspectiva de nueva fase de la historia de forma más cómoda para el hombre tribulado de nuestros días. Muchas personas no conocen exactamente en qué consiste el mensaje de la Nueva Era. De ahí el propósito de este simple articulo.
El movimiento de la Nueva Era nació en California (paraíso de la prosperidad), ligado a la publicación de un libro de Alice Ann Bailey (1880-1948) que en 1948 reapareció con un nuevo título “El Retorno de Cristo”; a partir de este momento, sus ideas se expandirán ampliamente tornándose el bien común de numerosas asociaciones y movimientos religiosos.
La Nueva Era no tiene fundador, lugar, libros santos y ni dogmas. No es una religión, pero, es algo de religioso; tampoco es una Filosofía, pero propone una visión del mundo y del hombre, así como una llave de interpretación sobre los mismos; no es una ciencia, pero se apoya sobre leyes científicas, mismo que son leyes que gobiernen las estrellas. La Nueva Era tiene de todo un poco: esoterismo, ocultismo, pensamiento mítico y mágico a respecto de los secretos de la vida, y también un poco del Cristianismo. Se trata de una espiritualidad en sentido amplio, un tipo de espiritualidad sin Dios y sin la gracia. La Nueva Era adopta el espíritu del tiempo.
La Nueva Era está fundamentada en cuatro pilares:

1.Una estructura científica, que da a creer que el universo no es una máquina, más es un gran cuerpo vivo e único. El ser humano sería una pequeña parte de un todo y que participa simplemente de la vida orgánica de todo este conjunto del todo.
En consecuencia, según la Nueva Era, el hombre no sería libre y tampoco responsable por sus acciones en el mundo. El hombre en este caso, toma parte, mismo que esto no corresponda a sus sentimientos. Todo sería una sola cosa (monismo). Para la Nueva Era, no se puede hablar de creación puesto que no hay distinción entre el Creador y el creado. Luego, las distinciones se apagan por completo: alma y cuerpo, Dios y el mundo, la inteligencia y el sentimiento, lo que sea el interior y el exterior, lo consciente y lo inconsciente, cielo y tierra.

2.Las religiones Orientales.
Son precisamente las religiones orientales que mejor concretizan ese sueño de unidad y de fusión. Así, para la antigua sabiduría china, la realidad entera de la vida no es sino un único organismo vivo, cuyas potencialidades opuestas, el yin y el yang si mantienen mutualmente en equilibrio. El yin según la antigua sabiduría de los chinos, sería femenino, oscuro, pasivo, atrayente, introvertido, sintético mientras el yang sería el masculino, más claro, activo, creador, extrovertido y analítico. Luego el ser humano solo puede ser feliz si realiza en si mismo esa ley de la naturaleza o el equilibrio entre el yin y el yang; todo ser humano es llamado a esta paz interior.
La Nueva Era tiene aún otra razón para volverse para el Oriente: las religiones ahí si fundamentan mucho más sobre la experiencia que sobre la razón y la autoridad. El punto de apoyo de las religiones orientales es el sentimiento.


3.La Nueva Psicología.
Los argumentos de índole psicológicos encuentran siempre una buena aceptación de parte de nuestros contemporáneos. Pues bien, la Nueva Era utiliza ese tipo de raciocinio. Ella se fija en el pensamiento del famoso psicólogo suizo, Carl Gustav Jung, cuyo pensamiento a pesar de complejo, él nunca quiso ultrapasar los límites del área científica. La Nueva Era asimiló algunos elementos de su manera de pensar, interpretándoles a su manera y simplificándoles excesivamente.
La Nueva Era imagina que podemos vivir los acontecimientos que están relacionados a nosotros desde nuestro nacimiento y, busca así, hacer experiencia de proximidades de la muerte. La Nueva Era provoca sistemáticamente los fenómenos de renacimiento (rebirth), de viajes hasta las puertas de la muerte así como la tentativa de entrar en contacto con seres del más allá del mundo visible.

4.La astrología.
Para la Nueva Era todo está escrito en las estrellas.
Este último pilar de la Nueva Era es la más extraña de todas y, quizá por causa de esto, la más seductora. Se trata del esoterismo y del conocimiento de los misterios secretos. La humanidad ha acreditado siempre que debe existir en algún hogar fuentes disimuladas de conocimientos, caminos para la felicidad que fueron cerrados por los dioses a fin de que los hombres no les puedan configurar; tales conocimientos son transmitidos solamente a los iniciados y a quienes disponen del todo poder de este conocimiento.
Pues bien, la astrología no es sino una creencia totalmente contraria a la ciencia; ella parte de algo verdadero para de ahí tirar conclusiones no debidamente fundamentadas. Es evidente que el sol tiene influencia sobre la vida en la tierra, pero no necesariamente sobre la vida sentimental de los seres humanos. La luna desempeña un papel importante en el ciclo de las olas, pero es incapaz de dar un consejo útil para escoger un billete de lotería. El planeta Marte es rojizo y trae el nombre de uno de los dioses guerrero Pnom, que le fue dado por los hombres, pero esto no significa que tal planeta tiene potencialidad bélica y puede provocar conflictos.
En los siglos II y III hubo el gnosticismo, una secta que profesaba todo lo que podría interesar a sus iniciados; atribuía a Jesús trazos que los Evangelios no consignan. Los iniciados se consideraban privilegiados, puestos arriba de los demás cristianos; ya no se sentían sujetos a normas dogmaticas y morales; se ponían por encima de la verdad común a todos los hombres y arriba de las categorías del bien y del mal. En su primera carta, San Juan se opone enérgicamente contra ese modo de pensar; el Apóstol dijo que aquel que juzga está libre de pecado y ama a Dios sin amar a su prójimo, sin llevar en cuenta los mandamientos, aquel que juzga poder hacer de Jesús un dios distante o un mero ser humano, no puede ser un discípulo genuino de Jesús. Aquellos que así se comportan, caminan en las tinieblas y no en la luz.
La Nueva Era predica un modo de pensar y vivir fuertemente egocéntrico: ‘Soy con-creador con Dios, El Cristo soy yo. La felicidad del mundo está en mis manos, a mí alcance’. El lenguaje exagerado, es sin duda, una de las primeras características del pensamiento y de la manera de vivir de nuestros tiempos. El reino de los hippies aun está vivo en la memoria de muchos.
La Nueva Era viene a ser un gran desafío para el Cristianismo a empezar por la Biblia. La Nueva Era crea una religión nueva, planetaria, que sucede a todas las religiones existentes y les lleva a perfección. De esta manera, la Nueva Era, acaricia los sueños de la humanidad.

Padre Ed Cunha.

 

 

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